GENERAL

CINE EN CÁMARA PRESENTA «EL CISNE NEGRO»

Una bailarina de ballet, interpretada por la ganadora del

Óscar Natalie Portman, desciende paso a paso hasta el infierno.

GANADORA DE 1 PREMIO OSCAR 2011 a Mejor Actriz Principal, Natalie Portman.

Selección Oficial Festival de Toronto y Gala de apertura Festival de Venecia 2010.

Una película de Darren Aronofsky, director de EL LUCHADOR y REQUIEM POR UN SUEÑO con Natalie Portman, Vincent Cassel, Winona Ryder y Mila Kunis. Estados Unidos 2010. Dur. 110 min.

Nina, una bailarina de una compañía de danza en la Ciudad de Nueva York, cuya vida, como la de todas las personas de su profesión, está por completo dedicada a la danza. Ella vive con su madre, la bailarina retirada Erica, quien apoya la ambición profesional de su hija. Cuando el director artístico Thomas Leroy decide remplazar a la primera bailarina para la producción estreno de su nueva temporada «El Lago de los Cisnes,» Nina es su primera elección. Pero Nina tiene competencia, una nueva bailarina Lily, quien también impresiona a Leroy. Mientras las dos bailarinas expanden su rivalidad a una amistad algo perversa, Nina se pone cada vez más en sintonía con su lado oscuro con un abandono que amenaza con destruirla.

Programación del Sábado 2 al Jueves 7 de Abril de 2011

HORARIOS EL CISNE NEGRO Viernes, Sábado, Miércoles y Jueves función de 6:45 y 9:15 pm Domingo, sólo función de 6:45 pm LUNES Y MARTES sólo función de 7:00 pm

Valor entrada general

FUNCIONES DE CINE 6:45 PM: 5000 pesos,

FUNCIONES DE 9:15 PM: $ 6.000 DOS CON UNA BOLETA DE TAQUILLA,

Abono para 5 entradas 20000 pesos

Un evento especial que llega a ustedes con el apoyo especial de Corporación Luna de Locos, Alianza Francesa de Pereira Vinculación especial de RCN Radio, UNE Telefónica de Pereira, Periódico La Tarde, Emisora Ecos 1360, Emisora Cultural RAC,Universitaria Stereo, TCC Empresa de Transportes.

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COMENTARIO CRÍTICO

El canto del cisne

Por Juan Carlos González para la revista Arcadia

¿Se han dado cuenta que el cine se sirve con frecuencia del mundo del ballet para que sea reflejo de la ambición, el egoísmo, la soberbia, la doble moral, la hipocresía, la trampa y la puñalada en la espalda? La que debería ser, tanto en el cine como en la vida, una conjunción sublime de música, danza, perfección y belleza, se ha convertido para el celuloide –quizá en la paradoja resida esa fijación- en conveniente escenario para la exhibición de nuestras flaquezas y tragedias.

Ahora tenemos ante nosotros a El cisne negro (Black Swan, 2010) y en la superficie parece que el esquema va a repetirse adosado peligrosamente a las convenciones: una bailarina talentosa pero frágil, que despierta la envidia de sus compañeras al obtener el papel principal en El lago de los cisnes, mientras enfrenta el asedio sexual del veterano e implacable instructor de danza y los celos de la antigua bailarina solista. Algo, sin embargo, nos permite tener fe en el filme. El cisne negro tiene una firma: es una película de Darren Aronofsky.

El realizador neoyorquino tiene una carrera breve pero muy consistente, a la que la palabra “convencional” no la define. Aronofsky opta por las historias, los personajes y las situaciones límites, tomando riesgos que otros directores están poco dispuestos a asumir, pero que él lleva a buen puerto gracias a un pulso narrativo sólido que le previene de bochornos y ridículos en los que es fácil caer (piensen en la humanidad que logró sacar del personaje de El luchador, que ante todo era una caricatura viva). Acá, a partir de una historia de Andrés Heinz, Aronofsky utiliza el ballet como mera disculpa, como campo de batalla -minado por la tensión, el perfeccionismo y las ganas de éxito- que una mujer debe atravesar a costa de su propia salud mental. La atmosfera de alta competitividad era perfecta para sus intenciones exploratorias: nos acercaremos a su mente herida y desde allá veremos un mundo distorsionado, agresivo, salvaje en su falta de compasión.

El personaje de Nina –que Natalie Portman interpreta con la convicción, vigor y pasión que el Oscar honró- es mucho más complejo que el de cualquier bailarina joven con ansias de triunfo. Mírenla con cuidado: esa mujer que aún vive con su madre y ocupa una habitación que más parece la de una adolescente, es una amalgama de soledades, represiones e inseguridades. Pese a su gran talento es capaz de caer derrumbada ante cualquier situación problemática o amenazante. El éxito en el ballet es su único contacto con la realidad y si ese polo a tierra se ve en peligro, su mente empezará a defenderse, a delirar, a doblarse, a quebrarse.

La paranoia primero y la psicosis después se mezclan para ir haciendo descender a Nina en una espiral infernal de la que Aronofsky nos hace apesadumbrados participes, tal como lo fuimos en Réquiem por un sueño. En un momento dado el director deja de contener el relato –cuando ya nosotros sabemos que lo que le pasa a Nina no es fruto de una conspiración- y nos hace acompañarla en un adolorido viaje por los recovecos de su propia desesperación. La vemos alejarse con su insatisfacción sexual, con sus ganas de libertad, con sus deseos de ser reconocida, con su temor a ser desplazada y herida. Deja de ser el cisne blanco, suelta las amarras perceptuales y deviene por fin en ese cisne negro libérrimo. Tal como se lo pedían, ha abierto la caja de Pandora de su espíritu y liberado sus demonios interiores. Y canta entonces, como lo hace el cisne antes de morir.

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