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Los precursores de Risaralda

Artículo publicado en www.eldiario.com.co con motivo de la celebración de los 45 años de creación del departamento de Risaralda.

Alfredo Cardona T.
El Diario del Otún

Riosucio quería ser risaraldense y quedó en Caldas; Viterbo y Belalcázar, por razones geográficas, debían haber quedado bajo el ala pereirana y por asunto de votos partidistas a última hora se canjeó Anserma por  Quinchía.
Hoy primero de febrero se celebra otro aniversario del departamento de Risaralda y recordamos a Gonzalo Vallejo, a Cástor Jaramillo Arrubla,  a Camilo Mejía Duque, a Alberto Mesa Abadía y a otros distinguidos personajes que en 1967 vieron concretada una obra que costó tantos desvelos; pero  nos olvidamos de la historia larga, de una lucha que  ciertamente no empezó en tiempo reciente, pues  sus orígenes se remontan a principios del siglo pasado.

Con los caucanos

Al tiempo que los gringos aseguraban el atraco de Panamá, algunos apátridas del Cauca quisieron adherirse al istmo; ante tal situación el  Gobierno apoyó la creación de Nariño y luego dio vida al departamento de Caldas para mermarle poder al enorme departamento sureño.
 Desde décadas atrás la provincia de Manizales había tratado inútilmente de separarse de Medellín, pero ese afán no lo tuvieron las provincias de Marmato y Robledo que siempre se mantuvieron ligadas a Popayán; por eso hubo resistencia en estas provincias cuando las desligaron del Cauca y las pusieron bajo el mandato de una dirigencia paisa, ajena a sus intereses.
En Pereira hubo voces de protesta como la de Don Alcides Campo, que como buen caucano se opuso a la separación, aunque poco logró, pues como la casi totalidad de los colonos eran antioqueños se vio en peligro cuando peones  y  artesanos, movilizados por los gamonales, armaron un tremendo bochinche frente a su casa pidiendo su cabeza y su expulsión de la localidad. Riosucio se opuso abiertamente al control de Manizales y movió influencias para formar un departamento aparte con la provincia de Marmato y parte del Chocó.
Una vez creado Caldas, el descontento fue en aumento por el absolutismo manizaleño y sobre todo por los manejos de la familia Gutiérrez que parecía dueña del nuevo departamento.

Los separatistas
El 2 de junio de 1921 el Doctor Ramón Herrera fundó en Santuario el periódico  “Guante Rojo” para trabajar por los intereses liberales y por  la creación del departamento del Quindío con capital en Pereira. Sus ataques eran violentos: en la edición nro. 3, por ejemplo, el Doctor Herrera acusaba a Manizales de absorber los presupuestos de los municipios de  Santuario, Apía y Belén sin dar nada a cambio.
También hubo inconformismo con la dirigencia manizaleña en el territorio segregado al Tolima; el tres de febrero de 1928 se reunió una Asamblea Provincial en Manzanares para proponer la creación del departamento de Herveo con capital en Honda. Los delegados se pronunciaron contra la “rosca”  de los Gutiérrez, que según ellos, tenía atrapado al departamento de Caldas.

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Los movimientos separatistas continuaron; en marzo de 1930 se reunió en Montenegro una convención de delegados del Quindío y de la provincia de Marmato, para establecer un plan de defensa de sus intereses y propiciar la creación de un departamento sin la coyunda manizaleña. El Doctor Eudoro Galarza, director del periódico “La Voz de Caldas” escribió refiriéndose a los acontecimientos: “ …tratar de oponerse  a esa iniciativa es contribuir a realizarla, porque el pueblo nuestro lleva en el alma un raro sentimiento de heroísmo por las batallas de la contradicción”.


Pereira con iniciativa
El 30 de junio de 1936 Pereira propuso la creación de un departamento formado por  las antiguas provincias caucanas de Robledo y Marmato que comprendían 24 municipios. Una comisión constituida por Sixto Mejía, Luis Eduardo Ochoa y Ernesto Arango Zea recorrió las antiguas provincias caucanas interesando a los concejos y motivando a la ciudadanía.
Ernesto Arango Zea organizó una gran convención en el puerto de La Virginia, adonde asistieron delegaciones de casi todos los municipios del occidente de Caldas. Tras ardua lucha, la comisión pereirana consiguió la adhesión de los municipios de Calarcá, Montenegro, Salento, Belalcázar, Belén, Pueblo Rico, Balboa, Santuario y Apía; se mostraron adversos a la separación de Caldas los distritos de Anserma, Riosucio, Armenia, Santa Rosa, Risaralda, Quinchía y Mistrató y se mantuvieron neutrales  Supía, Marmato, Pijao, Quimbaya, Circasia y Filandia.
El senador Pedro Juan Navarro tomó la  vocería de los separatistas en el Congreso de la República. La Constitución exigía la aprobación de las dos terceras partes, lo que no se logró por la furibunda oposición de Armenia, que aspiraba a ser capital y por la enconada repulsa de Santa Rosa de Cabal  que tenía serias divergencias de límites con su vecina Pereira.
Después del descalabro separatista en el Congreso, los dirigentes manizaleños declararon persona no grata al dirigente Ernesto Arango Zea y bloquearon  todas sus actividades profesionales.
La ilusión
Treinta y un años más tarde los acontecimientos políticos hicieron posible la creación del departamento del Quindío con capital en Armenia. Poco después Pereira aglutinó varios municipios de la antigua provincia de Marmato y dos de la antigua provincia caucana de Robledo y también creó su departamento.
En el caso de Risaralda la repartición territorial no consultó los intereses ni los deseos de la ciudadanía: Riosucio quería ser risaraldense y quedó en Caldas; Viterbo y Belalcázar, por obvias razones geográficas, debían haber quedado bajo el ala pereirana y por asunto de votos partidistas a última hora se canjeó Anserma por Quinchía.
Han transcurrido 45 años. Las tensiones entre Manizales y Pereira desaparecieron, los tres departamentos del llamado Eje Cafetero son tres secciones patrias que individualmente no tienen gran peso en las decisiones colombianas. Sin duda estar al lado de Pereira les ha traído beneficios a los municipios que conforman a Risaralda, en cambio a los caldenses no les va muy bien pues siguen atados a la clase hegemónica  de  Manizales.
 ¿Qué deparará el futuro? El único megaproyecto de la región es el puerto sobre el Pacífico, infortunadamente se volvió común hablar de megas y no le paramos bolas a  la “megacefalia” de los tres departamentos del Eje, sobre todo el de Risaralda, cuya zona metropolitana crece y crece mientras sus municipios  cada vez son más pobres y modestos en el concierto nacional.
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