GENERAL

Juan Pablo Hernández o el tiplista filin

escrito por John Jairo Osorio
jueves, 01 de abril de 2010
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Los primeros maestros

Es Armero (Tolima) y estamos en la década de los setenta. Don Leoncio Hernández Sánchez toma su tiple y junto a su mujer cantan algunas canciones del repertorio vocal andino colombiano: él hace la segunda voz; ella lleva la melodía.

Juan Pablo Hernández nació el 19 de julio de 1967 en Armero, y cuando cuarenta y dos años después, sentados en un concurrido café de un centro comercial en la cuidad de Bogotá le pregunto por su iniciación en el tiple, no duda en decir que su padre, Don Leoncio Hernández, fue su primer maestro. Fue Don Leoncio quien le regalo a Juan Pablo su primer tiple cuando tenía sólo seis años. Juan Pablo me habla también de ese otro maestro que Don Leoncio lo llevó a conocer a sus ocho años de edad. “Ahí está; ése es mi maestro de música […] Es el que está tocando la flautica en la carátula”. ─Se refiere a la carátula de su disco Entre siglos─. Y sí, allí está ya anciano con una flauta traversa hecha de madera. Francisco Antonio Alarcón era su nombre; quien ya casi ciego, tomó a Juan Pablo como su discípulo (tal vez uno de los últimos que tendría), y le mostró la estructura de los aires de la zona andina colombiana.

Francisco Antonio nació en Líbano (Tolima) en 1899. Este hombre, un músico portentoso (según las palabras del propio Juan Pablo), traía consigo todo el legado musical del siglo XIX e inicios del XX, legado que transfirió a Juan Pablo en cinco años de instrucción.

En 1981 Francisco Antonio muere y Juan Pablo se encuentra con dos compañeros en Armero para formar un trío por el “simple gusto de hacer música”; uno, Fernando Gonzáles (bandolista); el otro, Leonel Augusto Leiva (guitarrista) serían los integrantes del Trío Nuevo Horizonte.

“En el año 84 ─cuenta Juan Pablo─, recibimos una documentación a través de la casa de la cultura de un concurso: Mono Núñez. Nosotros (los integrantes del trío), no sabíamos ubicar en el mapa donde quedaba ese pueblo llamado Ginebra”. Tocando en casa de personajes adinerados de la región y hasta en la casa del alcalde; con el tiple de un tío de Juan Pablo que tenía una calcomanía cerca del puente y con la ayuda de otros familiares, el Trío Nuevo Horizonte fue a Mono Núñez en representación del municipio de Armero.

La emoción de tocar al lado de personajes como Jesús Zapata, León Cardona, entre otros, sirvió para que Juan Pablo y su trío figuraran en el panorama nacional a la par de la experiencia ganada.

Un hombre mundo.

Juan Pablo Hernández
Concertista de tiple.

Ese era el formato, que junto con un apartado aéreo, Juan Pablo utilizó para mandar a hacer unas tarjetas de presentación. Sin fatuidad alguna y más con el deseo sentirse de “tiplista profesional”, decidió tener estas tarjetas después de un concierto como solista de tiple en el auditorio del Banco de la Republica de Ibagué. Ya habían pasado algunos años desde su experiencia en Mono Núñez; ya había vivido la trágica avalancha que el 13 de noviembre de 1985 sepultó a Armero y que lo obligó a viajar a Ibagué. Ya sentía sobre si, la necesidad de llevar su práctica a una nueva dimensión: el tiple solista.

Después de la avalancha de Armero, Juan Pablo tuvo que dejar su pueblo y con ello también dejo atrás las tardes que pasaba metido en el carro familiar con los vidrios arriba (a pasar del calor de Armero), sintonizando emisoras de Bogotá donde pasaban los siete programas diarios de música colombiana que escuchaba con regularidad. Metido el carro pensaba que estaba en un estudio musical y fascinado por los logros en Mono Núñez de El Negro Parra se preguntaba: ¿Cómo hace este tipo? ¿Cómo le saca esos sonidos a ese instrumento? Para luego sentarse frente a una grabadora, e imaginando las melodías de temas como La Gata Golosa, grabar el acompañamiento y luego de escucharse ir “puliendo” el golpe de la mano derecha.

En Ibagué establece comunicación con Leonel Augusto Leiva quien también había sobrevivido a la avalancha y se había exiliado allí. Juan Pablo seguía tocando como tiplista acompañante en El Trío Nuevo Horizonte con Leonel Augusto y Juan Carlos Amésquita Valero, sobrino del maestro de tiple de Juan Pablo en Armero. Juan Carlos era profesor de guitarra y cuerdas de la Universidad del Tolima y recibía clases con Gentil Montaña en Bogotá, y fue gracias a ese nexo de Juan Carlos con su maestro de guitarra, lo que permitió que el trío fuera apadrinado por el Maestro Gentil, llegando a tocar más de 20 obras de su autoria.

Fue una trascendencia musical desde el trío que manejaba Gentil a lo que nosotros hacíamos, afirma Juan Pablo. Quien desde ese momento se vio obligado a consultar libros de música para entender “los arreglos de tiple para trío instrumental” de Gentil. Las nuevas armonías le generaban una sensación “estético-orgásmica”, que le permitió sentirse por primera vez “hombre mundo” y que lo disparó desde la práctica de ese instrumento y formato local, a un nuevo panorama de la música. Todo este proceso lleva a que en 1989 El Trío Nuevo Horizonte gane el V Encuentro Nacional de Tríos del Banco del Estado en Popayán y el concurso Mono Núñez en la modalidad instrumental. Desde este momento empezaron a ser llamados para dar conciertos en varias ciudades de Colombia.

Paralelo a esto, Juan Pablo estudia en la Universidad del Tolima una licenciatura en español e inglés que abandonará después de cuatro semestres. Juan Francisco Alarcón López o “Pachito” Alarcón, como lo llama Juan Pablo, filólogo de la Universidad del Tolima y profesor de la misma, lo vio cierto día tocando tiple en una tertulia. Después de ver su ejecución, compró un tiple y se lo dio. Desde cuando a los seis años Don Leoncio le dio su primer tiple, Juan Pablo no recibía un tiple como regalo (aunque “Pachito” Alarcón nunca dijo que era un regalo), tal vez por eso es que Juan Pablo no duda en considerarlo como su segundo padre. Fue gracias a este regalo y a todo el apoyo brindado por “Pachito” Alarcón que Juan Pablo dio su primer concierto como solista de tiple en el auditorio del Banco de la Republica en Ibagué. El smoking, los programas de mano y toda la formalidad del concierto que para un joven de barba y mochila eran un poco ajenas, hizo mucho en él para la autoidentificación como solista de tiple; después, con las tarjetas de presentación en sus manos se sintió como concertista de tiple. Creo que ahora es más fácil, analizaba Juan Pablo mientras tomaba un sorbo de café, ahora uno sale titulado y los muchachos la creen más, pero en esa época no era tan visible.

Bambuco Filin`.

En la segunda mitad de la década del noventa, Juan Pablo estudió comunicación social en la Universidad Jorge Tadeo Lozano de donde se graduaría en el año 1999. Allí tendría la oportunidad de conocer a una persona que fue muy importante para él: Ana María Ochoa Gauthier. Etnomusicóloga y profesora asistente en universidades como la de Columbia en Estados Unidos, acercó a Juan Pablo (según sus propias palabras), a una dimensión académica diferente, vinculando la música a diferentes aspectos: social, antropológico, político, entre otros. Esto le sirvió “para asumir una posición más reposada frente a ese embate con que asume las músicas tradicionales”, donde un pensamiento conservacionista no permite otra lectura. Yo no hablo despectivamente de quienes la asumen así, decía. Pero finalmente todo esto me sirvió para tener otra ubicación frente a mi labor como creador, intérprete y gestor. ¿Gestor? Sí, Juan Pablo trabajó (después de su graduación), en el antiguo Colcultura como delegado del programa CREA por los departamentos del Tolima y Cauca.

Pero devolvámonos un poco y hablemos de algo de la experiencia de Juan Pablo en la universidad que llamó mi atención:

“Yo fui universitario en una época en que la nueva trova a mí nunca me golpeaba; no me golpeaba, digamos, por lo emotivo. Siempre fui un respetuoso de la nueva trova más desde lo intelectual, pero nunca me golpeó emotivamente, pero si un movimiento anterior como fue el del bolero filin` […] Ese movimiento me proveía las armonías que a mi me fascinaban”. Sus experiencias con los bambucos, pasillos; con sus maestros, con los discos y el gusto por los boleros, el blues, el jazz; dio como resultado el bambuco filin`.

Cuando le pregunte a Juan Pablo sobre su bambuco filin` nunca hubiera imaginado su respuesta: “Los nuevos conceptos musicales siempre serán conceptos viejos”. Y escuchando de nuevo el disco (entre siglos) entendí mucho de esa frase. El tempo más lento, las líneas melódicas con saltos largos y cortos sin previa preparación con un amago de blues, hace que este concepto sea la suma de muchos conceptos viejos que lo hace íntimo (según la descripción de Juan Pablo).

Entre siglos.

En 2009 y luego de algunos viajes a Estados Unidos, Juan Pablo lanza su disco Entre siglos. Un disco que busca recopilar su obra compositiva. Es “un puñado de canciones y obras instrumentales en busca de intérpretes”. Pues Juan Pablo es enfático en que su disco es un disco compositivo y no interpretativo.

Entre siglos permite una reflexión del tiple en la transición del siglo XX al XXI. El tiple, decía Juan Pablo, en las manos de los nuevos intérpretes es un producto social que va a permanecer, esa actualización interpretativa y esos espacios sonoros a los que se ha sumado el tiple le garantizan su permanecía en el tiempo.

Otro espacio donde el tiple ha sufrido una transición importante es la academia. Juan Pablo, un tiplista creado desde esa práctica impartida de manera oral, ve en la academia una alternativa de perdurabilidad del tiple. La academia, según él, debe volver a mirar un poco ciertas metodologías autodidácticas […] y volver a ese pasado, para encontrar esos sabores que no se encuentran en el aula de clase.

En la actualidad Juan Pablo se desempeña como colaborador del Festival Nacional de música Mangostino de Oro. En él ha iniciado una campaña por la transformación de concurso a festival en procura de una asociación de tiplistas. Este año el festival reunirá a intérpretes de tiple que cantan. “El solista de tiple y el cantante en una sola persona»; y para el 2011 abrirá un espacio exclusivo para las mujeres tiplistas.

Tomado de www.bandolitis.com

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