GENERAL

¿Qué pasa con la cultura en Risaralda?

Alberto Rivera
El Diario del Otún

Hay muchos vacíos conceptuales en materia del manejo de la cultura en Risaralda, además de los vacíos presupuestales que terminan en limosnas por la falta de criterio de los directores de cultura. Hay tanto para hacer pero no se emprenden acciones.



La Cultura es el instrumento ideal para reconocer el valor de la creatividad artística como fuente de sentido, de identidad, de reconocimiento y renovación del patrimonio, de generación de conocimientos y de instancia que puede ayudar a cohesionar y transformar la sociedad. Todos estos aspectos son vitales para un desarrollo social sostenible de nuestra Nación pluriétnica y multicultural.

Este concepto contenido en el libro “Compendio de políticas culturales” del Ministerio de Cultura, sirve como punto de reflexión sobre lo que pasa con el cada vez más triste panorama de la cultura en Risaralda.

Esta que es una región rica en todo tipo de expresiones, y que cabe en ese concepto de “pluriétnica y multicultural” -porque hoy en día la cultura se entremezcla y se diferencia y ya no se asimila solo a las artes, sino a la gastronomía, a las efemérides y las manifestaciones populares- es una región en la que no existe dirección alguna en este campo, pues no tiene políticas culturales definidas ni mucho menos funcionarios que las conozcan y las construyan.


Políticas culturales

Las políticas culturales, como lo afirma Germán Rey, asesor del Ministerio de Cultura, son la imaginación colectiva de los propósitos, los caminos, las formas de acción que una sociedad traza para el libre desarrollo de la cultura. Esta imaginación ha cambiado por las propias transformaciones que ha experimentado la sociedad. Y el propio Ministerio de Cultura señala que las políticas culturales son las grandes definiciones que asume el país para orientar los procesos y acciones en el campo cultural, mediante la concertación y la activa participación del Estado, las entidades privadas, las organizaciones de la sociedad civil y los grupos comunitarios, para de esta manera responder con creatividad a los requerimientos de la sociedad.

Si aterrizamos esa definición en Risaralda, lo primero que tendríamos que preguntarnos es: ¿Cuáles son esas “grandes definiciones” para la región? ¿Cuáles son las acciones en el campo cultural para el departamento, que aún no conocemos? y ¿Cuándo va a dar a conocer el actual gobernador, Carlos Alberto Botero, sus planes en materia cultural que, según ha dicho, van a transformar de manera drástica ese concepto en Risaralda?

Ojalá sea así. En la región hace falta una institución cultural consolidada que sobre todo se afiance en la participación social y ciudadana, y que no sea una simple oficina a cargo de una persona que poco conoce del tema y que solo espera le sean aprobados por el “director de deportes y recreación” las propuestas culturales debatidas, si sus pretensiones económicas se ajustan al presupuesto.


Se aplaza

Es que sabemos que existe entre la burocracia una consideración débil sobre las determinaciones culturales de la ciudadanía. La cultura es para ellos un derecho que se puede aplazar, que se maneja con dádivas, que no es determinante ni importante frente a otros derechos como el de la salud y la educación y que sus cosas se pueden dejar para “después”. La cultura no es tema apenas de presupuestos, como lo han creído siempre los funcionarios que han llegado a dirigir los destinos de esta materia en Risaralda.

También hace falta un funcionario que conozca, que no sea una simple ficha política con la que se han equivocado en los últimos años (¿dónde están sus realizaciones?), que entienda que las propuestas culturales deben responder a procesos de mediano y largo plazo,  que apoyen su sostenibilidad y que den resultados tangibles de su accionar, que sean integrales, o sea que afirmen la diferencia y la posibilidad de diálogo social y que por supuesto, permitan hacer presencia de la entidad cultural y del departamento como forjadora del proceso, sin hacer populismo cultural.
Hace falta un plan de cultura en Risaralda, una guía para saber hacia dónde va la región en este campo, que identifique plenamente la diversidad cultural del territorio, que sea integral, incluyente, serio y real.

“De igual forma, se necesitan agentes y gestores con una profunda educación de su sensibilidad, con conocimientos amplios del contexto histórico y sociocultural,  en el cual se están formulando las políticas culturales, con un andamiaje conceptual sólido para afrontar sin temores la complejidad de los fenómenos culturales contemporáneos. En suma, deben ser personas que asuman su compromiso individual y colectivo como un proyecto ético, estético y político”, afirma Marta Elena Bravo en su texto “Políticas culturales en Colombia”. ¿Y dónde están esos agentes y gestores en Risaralda?

1em; text-decoration: none;»>

Preguntas

¿Cuándo se dará una mirada crítica, una construcción espesa y seria, un examen a fondo de lo que pasa con la Cultura en Risaralda? ¿Cuáles han sido las obras publicadas de autores de los municipios en los últimos años? ¿Cuáles las obras de teatro que estén en gira por la región? ¿Cuáles las propuestas musicales de los nuevos creadores? ¿Dónde  están los trabajos plásticos de tantos artistas que viven anónimos en los municipios porque no hay recursos para montar una  y otra exposición con sus trabajos? ¿Dónde, cómo y cuándo,  hacen presencia escenarios vitales como las Casas de la Cultura? ¿Hay alguna política que impulse el apoyo gubernamental para hacerlas visibles, dignas e importantes? ¿Cómo se apoya la cinematografía regional?¿Y las danzas que contienen una memoria ancestral de la región, cómo se apoyan?

El año pasado no se celebró el Encuentro Regional de Escritores “Hugo Ángel Jaramillo”, que lo consigna una Ordenanza de la Asamblea, y nadie dio explicaciones por este asunto, ni la propia Asamblea se ha preocupado por preguntar por qué no se realizó y para dónde cogió el presupuesto asignado a esa tarea. Por que no se apoyo la sexta versión de la Muestra Juvenil Latinoamericana de Bailes Tradicionales en Pareja? ¿Por qué los funcionarios no cumplen con lo que ordena la Corporación?
¿Cuántos votos se necesitan para que la Asamblea asuma un debate serio con relación a los asuntos de la Cultura en la región? Hasta donde sabemos nunca la Corporación ha debatido el tema en sus sesiones. Es una lástima que los gestores y artistas de diversos géneros no tengan un espacio en el que puedan ser escuchados. Como dice Jesús Martín Barbero “No podemos hoy, y menos en Colombia, hablar de Política Cultural sin una renovación radical de la Cultura Política”.

¿Saben cuántos buenos cuentistas, novelistas, poetas y artistas plásticos hay en los municipios?… Se conocen, se estimulan, se muestran sus obras al menos en los municipios donde residen?

¿Por qué no existen en Risaralda, y creo que caso único en el país, sendas antologías de Poesía y Cuento de sus escritores? ¿Existe un Directorio de artistas de Risaralda que los identifique, que los encuentre, que los reconozca?

¿Es cierto que de los recursos que presupuesta el Ministerio de Cultura para Risaralda,  una buena parte se devuelven o nunca llegan,  porque no hay proyectos culturales para apoyar? (¿O sencillamente nuestros institutos no presentan?) Hasta el momento nunca la Dirección de Cultura ha dado respuesta a este interrogante y ese silencio no es bueno, ni sano, ni claro, ni necesario. Parecería que fuera verdad.

¿Por qué no hay en los municipios festivales de teatro, encuentros o festivales literarios, salones de artistas patrocinados por la Gobernación de Risaralda, en fin, eventos que hagan visible ante el país la creatividad regional? ¿Dónde están los procesos de formación para nuestros artistas?

Un premio

En el año 2008 el Premio Nacional a la Gestión Cultural en la categoría Planes de Desarrollo Departamentales y Municipales que incluyan el “Componente Cultural”, fue otorgado a la Gobernación de Risaralda. En su contenido se señalaba “la participación de ciudadanos, instituciones y agentes culturales en la reflexión y conservación del patrimonio cultural, así como el establecimiento de que entre los entes territoriales y las instituciones promotoras de cultura en el departamento de Risaralda se generaran procesos orientados a la integración académica y cultural para promover la cultura como un sistema”.

Pero todo eso fue apenas un sueño, unas líneas en el papel porque claro, esto significó un compromiso con la cultura del departamento, pero el reto era la implementación del mismo, cosa que nunca se dio.

Mejor dicho, si el actual Gobernador que apenas empieza su mandato y los nuevos diputados no le cambian el rumbo a la cultura,  ni le determinan presupuesto suficiente y personal idóneo y comprometido, la cultura en Risaralda seguirá siendo una vergüenza.

Triste

Es triste mirar en el balance de gestión del gobierno anterior publicado el 30 de diciembre del año pasado en una separata especial de El Diario del Otún, lo atinente a procesos culturales, que en dos renglones contemplaba solo un mísero trabajo en las Escuelas Populares de Arte, que beneficiaba solo a escasos cuatro mil risaraldenses en cuatro años.

Es necesario un cambio de actitud y pensamiento de nuestra dirigencia, porque los alcaldes, concejales, diputados y parlamentarios no tienen espacio en sus “apretadas” agendas para la cultura. Aún no entienden que la Cultura es la única herramienta para construir legalidad, progreso y paz en las regiones.

Este es el momento en que la exangüe Dirección de Cultura del departamento no tiene un inventario de los artistas de Risaralda, ni un funcionario competente que verdaderamente los conozca y sea capaz de reconstruir esa confianza cultural que en otros tiempos existía.

 Se ha perdido mucho terreno por la incompetencia y como efecto, Risaralda casi que se ha borrado del mapa cultural del país.

Su oficina (la de la  Cultura del Departamento)  fue desplazada del centro de la ciudad donde operaba discretamente y a la vista de los risaraldenses, para   la sede de la Casa del Deporte por allá en la Villa Olímpica,  donde prácticamente se borró del mapa, con personal, biblioteca (¿?) y todo, contribuyendo así con su dramática y absoluta desaparición.

¿Qué va a pasar con la cultura en Risaralda, señor Gobernador Botero?

zp8497586rq